La cera de abeja, una fuente creativa que moldea la creatividad

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Cada día utilizamos el término voluntad varias veces. Lo utilizamos cuando no podemos seguir una dieta, una rutina de ejercicios o tal vez al decir que no hemos podido cumplir nuestros objetivos del año nuevo, porque no tenemos fuerza de voluntad. Pero, es esto así?

Rudolf Steiner habla en el desarrollo del niño sobre la voluntad y es un ingrediente fundamental que acompaña a todo ser humano a través de su vida.

Es así, como encontramos que la voluntad tiene 7 diferentes etapas, como se describen a continuación:

  1. Algo no programado. Es algo que surge y lo tienes que hacer. Es el "instinto". Por ejemplo, el hacer pipi.
  2. El impulso de hacer las cosas. Es una necesidad profunda del niño (causa-efecto) Por ejemplo, al tocar algo caliente, el niño se quema la mano y la quita de inmediato.
  3. Deseo de hacer algo. Por ejemplo tocar un objeto que llama su atención o bien sentir la temperatura o la textura de algo.
  4. Motivación. Esto es algo muy interno en el niño. Cuál es el motivo que tenemos para hacer las cosas,  El Por qué. Las siguientes etapas, la 5, 6 y 7, son sociales ya que se valen de la interacción con otros.:
  5. Anhelo, que es como el "hubiera". Esto provoca cambiar la dirección. El anhelo es lo que trasciende a la muerte con cada uno de nosotros
  6. Intención. La cual es una decisión que tomamos.
  7. Resolución. Que es la misión para tu siguiente vida.

De ahí que debamos hacer uso de nuestra vida anímica, para aproximarnos a los objetos y observar lo que experimentamos al contacto con ellos. 

Esta es la clave para el aprendizaje en los niños. Deben aprender a través de la experiencia y su conocimiento debe surgir de su interior, no recibirlo desde afuera para luego comprobarlo ellos mismos o aceptarlo como una verdad absoluta entregada por un tercero.

Como maestros debemos hacer la naturaleza inteligible para los alumnos y conducirlos a una cierta concepción de la vida cultural. Así el hombre podrá ocupar el lugar que le corresponde en la convivencia social, debe conocer la naturaleza y su relación con la vida cultural.

cera de abeja

La voluntad se fortalece dentro del salón preescolar, con el trabajo con cera. A los niños les contamos a través de un cuento, como las abejas trabajan sin cesar para llevar a sus colmenas el alimento que nutre a toda la colmena. Y como nos regalan miel y cera. La cera guarda un sutil aroma a miel. Es dura, pero cuando la tomamos entre nuestras manos y empezamos a manipularla, se va suavizando poco a poco. Este sutil aroma a miel, llega a las narices de todos los pequeños. Y es ahí cuando la creatividad los invade. Las manos pequeñas trabajan sin cesar. Van formando entre sus manos primero una delgada forma abstracta que les permite ver el juego de luz en los diferentes grosores de la cera.

Caras sonrientes admiran su trabajo y ven en la cera formas inimaginables. Poco a poco la cera se va transformando. Pequeñas esculturas surgen. Las colocan con cuidado sobre una mesa montada con telas de materiales naturales y colores claros. Al final, la alegría cubre a la mesa con formas caprichosas y colores variados.

Este trabajo creativo, nos lleva a entender un poco mejor que la verdadera naturaleza del Hombre estriba en su capacidad de generar nuevas energías, a partir del contacto con la naturaleza. Y la voluntad del niño ha sido tocada sutilmente, pero en el inconsciente del pequeño lo ha hecho con firmeza.